La Fuente Talavera de la Reina, es un icónico monumento situado en la ciudad de Porto Alegre, la capital del estado de Río Grande del Sur en Brasil. Ubicada frente al edificio de la municipalidad en la Praça Montevidéu, esta fuente es un regalo que la comunidad española entregó en 1935, en homenaje al pueblo de Rio Grande Do Sul, marcando el centenario de la Revolución Farroupilha. Un aspecto notable es que esta fuente tiene el honor de ser el punto de referencia del kilómetro cero de la ciudad.
La concepción de homenajear a la comunidad de Río Grande del Sur con una fuente, propuesta por el renombrado escultor y profesor Fernando Corona, surgió como un deseo de enriquecer la estética urbana con elementos que evocaran el carácter clásico de España. Este proyecto, ideado por Corona, se materializó gracias al talento del reconocido ceramista Juan Ruiz de Luna.
La fuente Talavera de la Reina, se instaló en unos jardines frente al Palacio Municipal y fue costeada, como las dos de Rosario, por la comunidad de españoles residentes en la localidad. Tiene 3,50 metros de altura y cinco surtidores que lanzarían el agua ocho metros arriba, para caer en sucesivos saltos a las tazas de la fuente y pilón grande, en forma de cascada. Al exterior, el pilón mixtilíneo con 3,60×2,84 m. de altura y anchura máximas se cubrió con azulejos Renacimiento. En su centro, un pedestal con cuatro golfines y la leyenda: «Fuente de cerámica que la colonia española aquí radicada ofrecerá al pueblo de Rio Grande Do Sul en su glorioso centenario Farroupilha: 1835-1935. Porto Alegre». Encima del pedestal el pie, taza y surtidor terminal.
Regalaron también al Museo histórico del Estado un álbum en pergamino con la firma de todos los españoles que colaboraron en el proyecto de decoración de aquella plaza.
En uno de los pregones de aliento, pensados para incentivar el apoyo masivo, se emitía un mensaje homologable con aquellos ávidos del resurgimiento, al menos en sus artes, de la gran época española: «La cerámica de Talavera se distingue por su valor artístico y por su estilo tradicional a la época de la España del Siglo de Oro, en que nuestra Patria también sentía su emocional momento de epopeyas gloriosas. Por eso hemos pensado en la fuente de cerámica» (página 213 del libro «Talavera y los Ruiz de Luna» de Isabel Hurley Molina).