Las series cerámicas de Talavera en el Museo de Ruiz de Luna. Parte 2

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Sala 6ª del Museo Ruiz de Luna – Vitrinas.

La sala 6ª del Museo Ruiz de Luna, ocupa el fondo sur del edificio y alberga las series cerámicas de Talavera y Puente con influencia de la cerámica de Alcora durante todo el siglo XVIII.

Series Alcoreñas.

En 1727, el conde de Aranda fundó en Alcora (Castellón) una fábrica de loza que, siguiendo modelos franceses, ejerció una notable influencia en la mayoría de los centros cerámicos españoles de la época. Esta influencia se manifestó especialmente en Talavera durante la segunda mitad del siglo XVIII, donde las producciones alcoreñas marcaron un referente difícil de igualar en calidad. Como respuesta, los talleres talaveranos realizaron una adaptación más popular de estos modelos.

La transformación se reflejó en los procesos de fabricación, adoptándose la producción de piezas a molde basadas en prototipos diseñados previamente. Los colores se suavizaron, acorde con el gusto rococó imperante, y el repertorio decorativo experimentó una renovación significativa. Además, algunas formas tradicionales, como la jarra vinatera, fueron reemplazadas por nuevas tipologías, como la jarra de bola, consolidando así una estética que fusionaba la tradición local con las innovaciones alcoreñas.

Vista de la sala 6ª del edificio del Convento. En ella se muestra la influencia que tuvo Alcora en la cerámica de Talavera y Puente.
Primera vitrina de la sala 6ª, consta de cuatro jarras en el basar superior, gran un plato y orza de cuello estrecho.

Serie Alcoreña de la Adormidera y Claveles.


La pequeña flor originaria de Alcora se transforma en Talavera en una flor de mayor tamaño, con tallos sinuosos y hojas carnosas que evocan la adormidera. Esta decoración ocupa casi toda la superficie de las piezas, como platos o jarras, y se representa siempre en tonos azules.

De manera paralela, el clavel se emplea como motivo decorativo principal, destacando en gamas de naranja y azul, aunque también es frecuente encontrarlo en combinaciones de azul y morado.

El borde de los platos suele estar adornado con la característica «puntilla» Berain, representada de forma esquematizada.

Vitrina 4ª en la que se muestras piezas de esta serie.

Serie Alcoreña de la Puntilla de Berain.

La puntilla de Berain fue introducida en la cerámica talaverana por el pintor José Causada, procedente de Alcora, quien se estableció en Talavera hacia 1752. Esta ornamentación, inspirada en los diseños del artista francés Jean Berain, diseñador de la corte de Luis XIV, se convirtió en un elemento distintivo de la decoración cerámica talaverana.

A finales del siglo XIX, los talleres de Talavera tuvieron que adaptarse a las nuevas tendencias introducidas por la Real Fábrica de Loza de Alcora (Castellón), cuyo prestigio marcaba las modas cerámicas de la época. José Causada desempeñó un papel clave en la incorporación del nuevo concepto de vajilla en Talavera, aunque los motivos alcoreños se simplificaron y no alcanzaron la delicadeza de las piezas de Alcora.

La fábrica real de Alcora, respaldada por una considerable inversión económica, contaba con los mejores pintores extranjeros y con técnicas más avanzadas, además de emplear una pasta cerámica similar a la porcelana. La influencia de Alcora fue tan significativa que, durante el siglo XVIII, Talavera —al igual que otros centros cerámicos españoles— buscó replicar la fórmula de esta nueva pasta para producir loza acorde con los gustos estéticos emergentes.

Vitrina 7ª , de esta sala, se muestran varias piezas de cerámica de la «Puntilla de Berain».

Serie del Chaparro.

Esta serie, muy abundante en la cerámica talaverana, se caracteriza por representar un paisaje con un río que discurre bajo un puente y un árbol de ramas extendidas, conocido por los alfareros como «chaparro». El motivo deriva, de forma simplificada, del diseño llamado «Álvaro», creado en Alcora y nombrado así en honor al decorador que lo ideó.

Relacionado con este tema, aparecen platos, fuentes y jarras cuya decoración principal muestra tres manzanas situadas delante de un árbol con dos pequeñas ramas. La composición se completa con ramilletes de flores y hojas dispersas por la superficie.

Esta serie se fecha desde la segunda mitad del siglo XVIII, perdurando hasta el siglo XX, época en la que las piezas comienzan a combinarse con otros motivos decorativos en una misma composición.

Serie del Ramito.

La denominada Serie del Ramito o del Cacharrero de Alcora destaca como el motivo decorativo más prolífico de la fábrica del conde de Aranda, ampliamente replicado por talleres de loza en Ribesalbes, Onda y Manises.

Este diseño, mencionado por el director Manuel Lalana en el memorial de 1775, presenta una estética rococó creada por José Ochando y Julián López. La documentación describe un “ramito nuevo muy gracioso de diferentes colores” y un “ramito morado”, que en ocasiones incorpora frutos, flores y hojas, dispuestos en el centro de la pieza, formando orlas o de manera aislada en los bordes.

Las piezas de este estilo eran transportadas y comercializadas por arrieros y cacharreros en mercados ambulantes. Esta escena ha quedado inmortalizada en el lienzo El Cacharrero de Goya, donde se observa a vendedores ofreciendo platos y otros objetos de la Alcora decorados con este motivo a los ocupantes de una carroza.

Serie Alcoreña de la Virgen del Prado.

La Virgen del Prado, patrona de Talavera, ha sido representada en la azulejería desde el siglo XVII. Inicialmente plasmada en paneles de azulejos polícromos o azules, su presencia se intensificó durante los siglos XVIII y XIX, decorando diversas piezas como jarras de bola, pilas de agua bendita y pequeñas placas cerámicas. La figura de la Virgen suele estar acompañada de pabellones, arquitecturas estilizadas, guirnaldas y motivos florales, característicos de la influencia alcoreña. La decoración predominante es polícroma sobre fondo blanco, aportando riqueza y viveza a las composiciones.

Vitrina 14ª y última de la sala 6ª con cerámicas pertenecientes a esta serie de «La Virgen del Prado».

Sala 7ª del Museo Ruiz de Luna.

La sala 7ª se sitúa en el lateral oeste del edificio perteneciente al antiguo convento.

Serie Alcoreña de Guirnaldas y Pabellones.

Las guirnaldas de esta serie tienen su origen en los modelos de Olerys, procedentes de Alcora, aunque se representan con un trazo más sencillo y esquemático, generalmente con decoración polícroma. Con el tiempo, estas guirnaldas florales se fueron simplificando hasta transformarse en telas o cortinas de líneas onduladas, recogidas en los extremos, conocidas como pabellones por los alfareros.

A partir del segundo tercio del siglo XIX, es habitual encontrar inscripciones alusivas al propietario de la pieza.

Serie alcoreña de «Guirnaldas y Pabellones» en la vitrina 1ª de la sala 7ª orientada al oeste.

Serie de la «Cola de Gallo».

Esta serie presenta una original evolución del ramo de Alcora, destacando uno de sus tallos en forma de larga hoja plumeada, similar a un penacho o cola de gallo, que da nombre al motivo. Junto a este elemento principal, se incluyen hojas de acacia o helecho, así como flores y frutos que enriquecen la composición.

La serie tuvo su origen en Puente del Arzobispo a finales del siglo XVIII, alcanzando su máximo desarrollo durante el siglo XIX.

Serie alcoreña de «Cola de Gallo» en la vitrina 2ª de la sala 7ª orientada al oeste.

Serie del Pino.

El tema central es un árbol denominado pino, aunque su aspecto se asemeja más a un ciprés de tonalidad verde. Aparece acompañado de matorrales verdes y, en ocasiones, rodeado por ramas que forman pabellones con motivos estrellados. En otros casos, se presenta enmarcado por ramas laterales a modo de paréntesis. Es común la representación de tres cipreses agrupados. A veces, el motivo central es un matorral alto de hojas carnosas, que evoca de forma esquemática la figura de un ciprés.

Serie alcoreña del «Pino» en la vitrina 3ª de la sala 7ª orientada al oeste.

Serie de la Pajarita.

A lo largo del siglo XIX se fabrican en Puente del Arzobispo gran número de piezas que tienen como motivo central un ave del tipo de la perdiz rodeada de ramos plumeados. El tema es común a muchos alfares de España, y sobre todo a Manises, de donde probablemente llegó, pues sabemos que numerosos alfareros procedentes del Reino de Valencia se establecieron en Puente y Talavera.

La decoración es básicamente en verde, marrón y morado oscuro.

Serie alcoreña de la Pajarita , de la Guerra de la Independencia y de bandas concéntricas en la vitrina 4ª de la sala 7ª orientada al oeste.

Serie de la Guerra de la Independencia.

La decoración tiene como temas principales soldados a caballo, que son ingenuas representaciones de generales de la época conocidos por la literatura popular o el busto de Fernando VII, entre banderas y trofeos, o la leyenda «Viva mi dueño», entre banderas y trofeos, ramos de flores, etc.

Las piezas más frecuentes son jarras, cantarillos, alcuzas, y más raramente lebrillos y platos.

Los colores predominantes son el verde, amarillos, marrones y morado oscuro.

Serie de bandas concéntricas.

Este estilo decorativo se caracteriza por la aplicación de motivos geométricos concéntricos en un solo esmalte alrededor de la pieza. El color más común es el marrón, con sencillas incisiones en reserva, aunque también se encuentran bandas en tonos azules, naranjas o verdes. La representación de la figura humana es excepcional.

Estas piezas fueron especialmente abundantes desde finales del siglo XVIII, con un auge notable durante el siglo XIX.

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