Los catálogos de cerámica Ruiz de Luna constituyeron un elemento clave para la comercialización y venta de la producción de la fábrica, y la necesidad de distribuirlos por su extensa red comercial.
En su origen, quizá tuvo su justificación el suceso que le acaeció al tratar de comercializar su obra en persona, un año después de creada la sociedad Ruiz de Luna, Guijo y Ciª, llevó a cabo un periplo por la región cantábrica de España.
Lleno de ilusión y portando una maleta repleta de muestras de cerámica, con determinación, emprendió un viaje en tren que lo condujo a las ciudades de Oviedo, Gijón y Santander entre otras.
En su primera visita a un destacado bazar, compartió la siguiente experiencia:
«Después de supervisar la decoración de azulejos para el Pórtico del Hotel de Dª Regina Abarca, viuda de D. Germán Gamazo, en Santander y aprovechando las festividades de San Mateo en Oviedo, me presenté con mis muestras en el renombrado Bazar de M… y Compañía. Este establecimiento ostentaba un aura de lujo en la capital.
El ambiente que se generó fue casi silencioso, algo que se asemejaba a un drama desprovisto de palabras. Frente a dos caballeros que, a juzgar por su porte, uno parecía ser M… y el otro la Ciª, además de algunos empleados de esta entidad, desplegué mi colección de muestras sobre el mostrador. Entre ellas, un plato de considerables dimensiones, adornado con una greca renacentista y un motivo central que representaba carreras de caballos en el Coliseo Romano, llamó la atención de todos.
—¿Cuál es el precio de este plato? —preguntaron.
—250 pesetas. —Respondí con firmeza.
—¡Qué exageración! ¿No se habrá equivocado?
—No, no me he equivocado —contesté con determinación.
En menos de un minuto, la noticia se propagó por todo el bazar. La gente comentaba entre sí, invitándose mutuamente a presenciar al individuo extravagante que había llegado con cacharros y pretendía obtener 250 pesetas por un solo plato. Atemorizado por la posibilidad de enfrentar consecuencias legales, recogí apresuradamente mis objetos y los volví a colocar en la maleta. No dejó de sorprender al señor M… y a la Cíª, quienes inquirían:
—Pero ¿qué está haciendo?
—Me dispongo a marcharme en este mismo instante. Esto claramente no es para ustedes. He cometido un error.
De esta manera concluyó la incursión comercial de Ruiz de Luna en la ciudad del célebre Pelayo. Juró con vehemencia que no volvería a presentar sus objetos a nadie, pues, como expresó de manera gráfica: «Puede que uno tolere escuchar que el chico del vecino es un desaliñado, pero que desestimen a uno de sus propios hijos (haciendo referencia a sus piezas de cerámica) justo ante sus narices, eso es algo que Ruiz de Luna no puede permitir».
De esta manera concluyó la incursión comercial de Ruiz de Luna en esta ciudad y en otras, en adelante creó una red comercial de representantes por diferentes ciudades de la geografía, con la distribución de Catálogos Comerciales en los que se incluía también, descripciones explicativas del laborioso y delicado proceso de fabricación de la cerámica, así como quienes, los clientes, tendrían que dirigirse en primer lugar, para comercializar la misma.
Catálogo Ruiz de Luna Guijo y Cía, 1910.
En el año 1910, Juan Ruiz de Luna elaboró un lujoso catálogo-álbum, repleto de fotografías de tamaño generoso que él mismo tomó y dispuso sobre un papel soporte. Sin duda, esta obra estaba destinada a clientes muy selectos o quizás concebida como un obsequio para las personas de alto rango que ocasionalmente visitaban su fábrica.
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Primer Catálogo Cerámica Artística Ruiz de Luna, 1913.
El primer catálogo impreso conocido, se editó cinco años después de la creación de «Nuestra Señora del Prado», a finales de 1913 o inicios de 1914, después de que Guijo ya había dejado Talavera y estaba en Madrid.
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Segundo Catálogo Cerámica Artística Ruiz de Luna, 1915.
Aunque el primer catálogo quiso ser pronto ampliado, y Francisco Arroyo hizo los diseños de las nuevas piezas en 1914, no llegó a ver la luz tal como él lo diseñó. Cuando, después de 1922, se editó el segundo catálogo, se utilizaron gran parte de los dibujos que había hecho Arroyo, empezando con el número siguiente al del primer catálogo, el nº 216, y continuando hasta el nº 594.
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Tercer Catálogo Cerámica Artística Ruiz de Luna, 1945.
Este catálogo pertenece a la que se considera tercera (y última) etapa de la fábrica, en la década de 1940. El fundador Juan Ruíz de Luna traspasa en 1942 el negocio a sus hijos, Antonio, Rafael y Juan. que pasa a denominarse “Cerámicas Ruiz de Luna S.L”.
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