La obra religiosa más destacada en cerámica de Talavera se encuentra en la iglesia de san Andrés, ubicada en Castillo de Bayuela, una pintoresca localidad de la provincia de Toledo, España. Este tesoro cultural brilla con esplendor gracias a su excepcional colección de arte religioso en cerámica de Talavera, consolidándose como un verdadero símbolo del patrimonio artístico de la región.
Restauración y Renacimiento: La Transformación de la Iglesia de San Andrés.
Su historia se remonta a un fatídico día en el verano de 1924, cuando un incendio desgarrador, desencadenado por unas velas descuidadas al término de los cultos de la fiesta de Santiago, consumió gran parte de la estructura. Tan solo se mantuvo en pie, las arcadas de piedra del techo, las cuatro paredes y la torre resistieron las llamas, preservando la esencia de esta venerada iglesia.
En enero de 1926, Marcelo Gómez Matías asume oficialmente la parroquia, marcando el inicio de una nueva era para la iglesia de san Andrés. Desde el primer momento, se embarca en la ardua tarea de reunir los recursos necesarios y coordinar los esfuerzos para restaurar el templo a su antigua gloria. Las obras de reparación y consolidación del edificio avanzan con paso firme bajo su liderazgo, pero la verdadera obra maestra está por venir.
Decidido a crear un altar y retablo que encarnen la esencia misma del renacimiento espiritual que se experimenta en la comunidad, Marcelo opta por la cerámica de Talavera como el medio perfecto para esta empresa monumental. Reconoce en este material una combinación única de resistencia al fuego y belleza artística, atributos esenciales para el diseño y la construcción de un símbolo que perdure a lo largo de las eras.
En este viaje de restauración y renacimiento, Marcelo Gómez Matías se cruza con una figura que cambiaría el curso de la historia de la iglesia: Juan Ruiz de Luna y Rojas. Este maestro ceramista, cuyo renombre trasciende fronteras, se convierte en el aliado perfecto para llevar a cabo la visión de Marcelo. Con su devoción religiosa, experiencia y pasión por el arte, Ruiz de Luna abraza el desafío con entusiasmo, involucrando a toda su familia en esta empresa creativa sin precedentes.
Esbozando el Esplendor: La Creación de los Bocetos para el Altar Mayor de San Andrés.
La colaboración resulta extraordinaria, dando lugar a un altar mayor y retablo en la iglesia de san Andrés, Castillo de Bayuela, que se alza como una obra maestra de proporciones épicas. Esta síntesis perfecta de fe, arte y habilidad artesanal, descrita por Francisco Arroyo Santamaría como única en el mundo, trasciende el tiempo y el espacio, sirviendo de fuente de inspiración para generaciones presentes y futuras.
De esta manera, la cerámica de Talavera emerge como el hilo conductor de una historia marcada por resiliencia, creatividad y devoción, alcanzando su punto culminante en el resplandor eterno del altar mayor de la iglesia de san Andrés. Esta joya cultural irradia luz propia en el ámbito del arte sacro mundial, siendo un testimonio vivo del poder transformador de la fe y el arte.
El Retablo de cerámica.
El alfar de Ruiz de Luna realizó una labor técnica significativa al construir un retablo de 9 metros de altura, que se puede describir como un rompecabezas en el que debía cuadricular espacios, componer ritmos, alternar temas y crear hornacinas, buscando siempre la armonía y el equilibrio. En el templo, las hornacinas jugarían un papel fundamental en su composición. La combinación de 5, 3 y 1 proporciona un perfil piramidal, suavizando la transición de un piso a otro mediante unos aletones con remates cónicos.
En el primer piso del retablo se encuentran cuatro hornacinas, una por calle, y el espacio del expositor, lo que suma cinco espacios en total. Cada calle está separada por una pilastra corintia que actúa como entrecalle. Sobre los capiteles de estas pilastras se encuentra un entablamento adornado con querubines en bajorrelieve.
En el segundo piso, se encuentran tres hornacinas, repitiéndose la disposición de las pilastras y el entablamento. Finalmente, en el tercer piso, el ático, se encuentra una hornacina, sobre la cual se sitúa un frontón en cuyo tímpano se pinta la figura de Dios Padre.
(Ángel Ballesteros Gallardo, conferencia pronunciada en este templo, el año 1990).
El diseño de las hornacinas se realza mediante molduras cerámicas que imitan la apariencia de la piedra de mármol. El fondo de las hornacinas está revestido con azulejos que tienen reflejos metálicos, lo que realza las imágenes que contienen.
Los zócalos del presbiterio.
En el zócalo del presbiterio, en el lateral del evangelio, se encuentran representadas las imágenes de varios santos prominentes, incluyendo a beato José Fernández, san Pedro Bautista, los santos mártires Cristeta, Sabina y Vicente y en último lugar san Segundo.
Todos los personajes citados se enmarcan en sendos escudos ovalados, al estilo de ferroneríes, con rótulo de su nombre rodeado de elementos vegetales policromados sobre fondo azul.
Bajo las imágenes un gran rótulo en latín, citando un versículo del libro de la sabiduría cuyo significado sugiere que, aquellos que se han enfrentado y superado las pruebas difíciles de la vida, encuentran una sensación de trascendencia o eternidad en su esperanza y en su capacidad, para superar las dificultades. La adversidad, en lugar de debilitarlos, fortalece su fe en algo más grande y duradero.
En la parte inferior, un zócalo de azulejos de repetición enmarcados con cenefas de ovas y olas muy utilizados en su producción.
Zócalo del presbiterio, lateral de la epístola, del mismo estilo y configuración que el situado en la zona del Evangelio, aquí representando las imágenes de: san Pedro del Barco, santa Teresa de Jesús, san Pedro de Alcántara, san Juan de la Cruz, beato Alonso de Orozco y beata Ana de san Bartolomé.
Debajo de las imágenes, también se cita, en otra leyenda, el libro de la sabiduría de Salomón cuya traducción del latín asegura que «Justos, sin embargo, vivirán para siempre; su recompensa está en el Señor y su cuidado en el Altísimo».
El Altar.
Delante del retablo separado de él a poca distancia, se encuentra el primitivo altar compuesto, en su parte inferior por la mesa, uno de los elementos más singulares su frontal laterales está compuesto por tableros y pilastras en bajorrelieves policromados, en el centro un escudo con la cruz de san Andrés titular de la iglesia. Encima se sitúa el Sagrario rodeado de imágenes de todo el apostolado y coronando todo un templete o manifestador.
Todo el conjunto de una gran calidad artística en cerámica con elementos que Ruiz de Luna renueva de otras representaciones suyas como el retablo-altar de Santiago del Museo Ruiz de Luna, el de santa Leocadia presentado en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y el Cristo del Mar de la colegiata de Talavera.
El Púlpito.
El púlpito se situaba antiguamente, en un lugar elevado y cercano a los fieles para que se oyese mejor la voz del predicador.
Así en la iglesia de Castillo de Bayuela se construyó un magnífico púlpito adosado al arco toral que separa la capilla eucarística de la nave de la iglesia y el tornavoz colocado sobre él.
El púlpito está realizado en fábrica de ladrillo revocada de cemento y pintada en el que se han incorporado una serie de cuadros de azulejos cerámicos, regalo de Ruiz de Luna a la iglesia de Castillo de Bayuela.
En el peto de la escalera se sitúan cuatro cartelas de azulejos con decoración de grutescos.
El cuerpo del púlpito, de un metro de altura aproximadamente, tiene forma hexagonal: una de sus caras lo forma el último tramo de la escalera con la última cartela; otra cara queda anulada por la unión del púlpito a la pared; las cuatro restantes muestran dibujos color azul sobre fondo amarillo que enmarcan cuatro cartelas de azulejos con los dibujos de los cuatro evangelistas, empezando por lo más próximo a la escalera: S. Juan, S. Lucas, S. Marcos y S. Mateo.
Sostiene el púlpito una columna con seis lados; en cada uno de estos lados aparece un largo y estrecho adorno en azulejos cerámicos, pintado el resto con imitación a piedra granítica.
La descripción de los motivos pictóricos florares, realizados alrededor de los evangelistas, nos lo cuenta Alfredo Ruiz de Luna Gonzalez que aporta datos de interés sobre la pintura en color amarillo de la escalera y de las grecas que enmarcan a los cuatro evangelistas: Según Alfredo, en cualquiera de estos trabajos era necesario la presencia de algún oficial de la fábrica para retocar alguna parte o algún otro menester. Al parecer dormía en el pueblo y esta circunstancia favoreció que D. Marcelo le pidiera que pintara estas partes del púlpito que no eran de cerámica y las dos portadas de las capillas laterales.
Placa conmemorativa.
En la parte inferior del retablo, detrás del altar, figura este rótulo con la fecha y autor de esta gran obra cerámica.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento:
Primero, a Diego Collado Rojo, cura párroco de esta iglesia de Castillo de Bayuela, por su afecto y las facilidades que brindó para la redacción de esta publicación. Su apoyo ha sido invaluable y fundamental en este proceso.
Asimismo, deseo extender mi gratitud al pueblo de Castillo Bayuela por su devoción, cariño y protección hacia esta maravillosa obra de cerámica de Talavera. Vuestra dedicación y aprecio hacia nuestro patrimonio cultural son inspiradores y enriquecen nuestra comunidad de manera significativa.
A todos, ¡muchas gracias por hacer posible este proyecto con vuestro apoyo y colaboración!
Referencias:
Bocetos proporcionados por el archivo de la familia Ruiz de Luna González.
Bibliografía:
Talavera y los Ruiz de Luna. Hurley Molina.
La Iglesia Parroquial de Castillo de Bayuela. Vicente Cerrillo Fernández.
2 comentarios
Me siento orgulloso de tener en mi pueblo donde nací y vivo una obra cerámica de tal magnitud, realizada por el maravilloso ceramista Ruiz de Luna, de Talavera de la Reina (Toledo). Justo hace un siglo del fatídico incendio que se produjo en la Iglesia de San Andrés de Castillo de Bayuela (Toledo), año en el que nació mi padre. Toda mi vida y la de muchos de mis paisanos, hemos visto esta maravilla de cerámica en el Altar Mayor de la Iglesia de nuestro pueblo. Allí me bautizaron, tome mi primera comunión, me confirme y nos casamos delante de ese retablo maravilloso. Quizá, por haberlo tenido tan cerca toda la vida, no lo haya valorado lo suficiente y ha tenido que pasar el tiempo y saber mas de arte y cultura, para valorar la obra aquí realizada hace ya casi un siglo. Gracias a todos los entendidos y apasionados por la cerámica de Talavera (Patrimonio Inmaterial de la Humanidad) por descubrirnos esta joya, símbolo de nuestro pueblo y de toda la comarca , que ha estado escondida durante tantos años . Espero , que con un reportaje como este que habéis hecho, se pueda difundir esta obra maravillosa en todo el territorio Nacional y los ceramistas de Talavera puedan recrearse con esta obra de Ruiz de Luna, muestra de la mejor cerámica de hace un siglo y que fue un referente en su época para todo el mundo y realzo la fama a la cerámica Talaverana. Joaquin Pulido Fernandez (músico).
Querido Joaquín,
Tu emotivo testimonio sobre la obra cerámica de Ruiz de Luna en la Iglesia de San Andrés de Castillo de Bayuela ha tocado profundamente mi corazón. Es maravilloso saber que esta obra ha sido testigo de momentos tan significativos en tu vida y en la de tu comunidad.
Aprecio enormemente tus palabras de agradecimiento hacia los amantes y entendidos de la cerámica de Talavera, así como tu deseo de compartir esta joya con el resto del país. Tu apoyo y reconocimiento son verdaderamente inspiradores.
Con mi gratitud y admiración,
Pedro Pablo