Platón Páramo Sánchez-Junqueras nace en Fuente de Valdepero (Plasencia) en el año de 1857. Cursó los estudios de Farmacia en Valladolid y en el 1880 vino a Oropesa (Toledo) a regentar la farmacia de la localidad. Al asociarse en 1908 con su amigo y fotógrafo Juan Ruiz de Luna, Platón Páramo y la cerámica de Talavera constituyó, para ambos, su pasión artística y entrega al resurgimiento de la cerámica de Talavera.
En opinión de Juan Ruiz de Luna, Platón «era un hombre despierto, pequeño de estatura, pero grande en arrestos, debió nacer con la decidida intuición hacia todo lo relacionado con el arte, influido por el ambiente de tantas y tan maravillosas obras de artistas castellanos; Palencia su patria y Valladolid su campo de estudios, probablemente».
Adquirió una de las mayores colecciones de cerámica talaverana del mundo, que facilitó a la sociedad Ruiz de Luna Guijo y Cia., de la que formaba parte, para que sirviera de modelo y estudio para su reproducción y recreación artística.
Con cerca de 800 piezas que abarcan todos los estilos y épocas de este arte, estableció en 1910 un museo donde la cerámica compartía espacio con antigüedades, pinturas, muebles, armas, monedas, etc. La torre se erigió para albergar uno de los artesonados del palacio de Sessa y Altamira, en Torrijos, que se desmanteló en los albores del siglo XX (se encuentra actualmente en el MAN). En la fachada se muestra un escudo del cardenal Tavera, una placa fundacional de Plasencia y cerámica renacentista, así como un gran arco ojival del siglo XIV.
La formación de una sociedad requiere el conocimiento profundo del país, su historia y sus expresiones culturales, incluyendo el folclore y la artesanía. Esto se enmarca en los principios de la corriente intelectual del principio del siglo, que enfatiza la importancia de la tradición en la vida de los pueblos. Se comienza a valorar la experiencia estética, en consonancia con la síntesis estético-ética recogida por Krause del platonismo, que fusiona lo bello, lo bueno y lo auténtico.
Para Francisco Giner, el arte representa más que un mero placer efímero y sensual; es uno de los elementos más profundos y serios de la educación racional humana, según la perspectiva de los sanos y cultivados.
La cerámica antigua de Talavera.
En el año 1919 publica el libro «La Cerámica antigua de Talavera» como ampliación de la conferencia pronunciada por Platón en el Ateneo de Madrid.
Refiere en su libro su pasión coleccionista de más de treinta años que le lleva a investigar en las casqueras de Talavera y Puente en donde se aprecian en distintas capas, desde las más primitivas del siglo XVI hasta las últimas de principio del XIX, en que, tanto Puente como Talavera, dejaron de fabricar loza artística.
Trata en su publicación, en primer lugar de la alfarería que tanta importancia alcanzó en siglos XVI y XVII, que no hay templo, palacio, ni casa particular de prestigio que no tenga muestra de esta decoración, tan agradable, higiénica y suntuosa, que resulta más vistosa y alegre que la azulejería toledana, siempre algo monótona y pesada.
Anticuados los azulejos de Toledo, Paterna y Manises, empieza Talavera en el siglo XVI a llenar el mercado con sus productos, más acomodados a las corrientes del renacimiento italiano, con sus vistosos frisos de asuntos mitológicos y profanos, para adorno y decoración de palacios, como el del Infantado, en Guadalajara; Sessa, en Torrijos, y Frías, en Oropesa.
Platón Páramo, en contra de la opinión de la época, concede más importancia artística del azulejo de composición talaverano sobre la loza o potería y describe un buen número de ejemplos de palacios y templos que ha localizado desde mediados del S. XVIII.
Tampoco quedará en Castilla y Andalucía catedral e iglesia que no ostente resto de alguna delantera de altar de azulejos, o en su pila bautismal hermoso cuenco con la imagen de la patrona o las armas del donante. Entre otras, las catedrales de Córdoba, Salamanca, Toledo, Plasencia y Ávila conservan ricos frontales; y numerosas iglesias y conventos, como Talavera, Candeleda, Escalona, Torrijos, Almorox, Puebla de Montalbán, el Casar, Yuste, El Paular y cien más, tienen artísticos altares policromados, frontales imitando ricas telas góticas y renacimiento y frisos de azulejos de repetición.
La Loza Cerámica.
Primera época S. XVI.
Los primeros platos que se hicieron en Talavera, o, mejor dicho, en Puente del Arzobispo, porque en las casqueras de sus antiguas fábricas y en las primeras capas es donde hemos encontrado varios fragmentos de ellos, son de principios del XVI y conservan gran influencia mudéjar. Son los que hemos descrito al tratar de la primera época de la cerámica. Platos hondos, gruesos, grandes, pintados en azul al claro oscuro sobre el vidriado blanco lechoso. Dibujados con gran soltura y sin estarcido, son muy movidas las figuras y resultan muy decorativos.
Segunda época S. XVII.
Según Platón Páramo, la etapa más brillante de la cerámica de Talavera, algunos ejemplos nos muestra de ella.
En 1915 la sociedad Ruiz de Luna Guijo y Cia. cesa su actividad, de común acuerdo entre los socios, quedando Juan Ruiz de Luna como único propietario de la fábrica y responsable de desarrollar la labor de restauración de la cerámica de Talavera. En palabras de Platón Páramo:
«Como la fundación de la nueva fábrica no fue por buscar el lucro, y sí sólo por la satisfacción de hacer renacer esta industria, una vez conseguido nuestro deseo, los socios se la cedimos, sin interés ninguno, al señor Ruiz de Luna, que es hoy el único dueño de ella, y Dios quiera que tenga muchos años de vida, para satisfacción y honra de mi Patria»