Las series cerámicas que dieron renombre mundial a la loza de Talavera de la Reina fueron el punto de partida para los artesanos de la fábrica de Ruiz de Luna, quienes rescataron motivos y un proceso cerámico que estaba casi extinguido en la ciudad.
Como hemos señalado en publicaciones anteriores, Platón Páramo, Juan Ruiz de Luna, Enrique Guijo y Ginestal fundaron, en el 1908, la sociedad Ruiz de Luna Guijo y Cía con el propósito de recuperar la cerámica que hizo famosa a Talavera durante nuestro Siglo de Oro.
Esta ardua empresa se vio favorecida por un espíritu de revalorización de los símbolos genuinamente españoles, avivado tras la pérdida de las colonias. Sin embargo, enfrentaron grandes dificultades, pues carecían de los medios adecuados para la fabricación, desde la construcción de hornos y talleres hasta la falta de personal cualificado para estas labores.
Las piezas de cerámica antiguas aportadas por Platón Páramo sirvieron como modelo y fuente de aprendizaje. Además, las clases nocturnas impartidas por Enrique Guijo y Juan Ruiz de Luna fueron clave para mantener viva la esperanza en aquellos primeros años.
Tiempo después en el 1915, la primera crisis en el alfar llevó a la disolución de la sociedad y a la retirada de las cerámicas de Platón Páramo. Ruiz de Luna quedó entonces como único propietario y, con el tiempo, logró reunir una valiosa colección de cerámicas antiguas de Talavera, dando forma a su Museo de Cerámica, que también funcionó como escuela de pintores.
Hoy, tenemos la fortuna de contemplar y admirar estas piezas en el Museo de Cerámica Ruiz de Luna, donde se exhiben organizadas en series, cada una con sus variados y característicos motivos.

Accedemos al edificio y continuamos de frente a la Sala 2ª que es el patio central del antiguo convento agustino de Talavera. En ella se agrupan las series cerámicas más antiguas, comenzando por su lado norte están situadas las vitrinas, de izquierda a derecha
Serie del Esponjado.
Esta decoración, de gran sencillez, se caracteriza por pequeñas manchas azules obtenidas mediante la aplicación de óxido de cobalto con una muñequilla de tela sobre un fondo blanco. En algunos casos, también se incorporan manchas amarillas utilizando el mismo procedimiento.
Las únicas piezas conocidas con esta técnica pertenecen al ámbito farmacéutico, como orzas, jarrones, ánforas de dos asas verticales y botes cilíndricos. La decoración suele interrumpirse para dar espacio al escudo de la orden monástica y a la cartela blanca donde se inscribe el nombre de la droga.
Estas piezas se datan en la segunda mitad del siglo XVI.



Serie de las Jarras de Santiago.
Esta serie, de gran antigüedad y considerada menor, presenta una decoración en azul y blanco con la emblemática Cruz de Santiago. Estas piezas están datadas en el siglo XVI.
Uno de estos jarros aparece representado en un bodegón del pintor Mateo Cerezo, realizado en el año 1664, lo que evidencia su presencia y uso en la época.


Serie de las Mariposas.
Este nombre hace referencia a un diseño caracterizado por elementos vegetales estilizados, compuestos por filamentos ondulados y mariposas que alternan con flores esquemáticas, pintadas en el borde del plano. En el centro, se representan figuras animales aisladas, como aves zancudas, lechuzas, ciervos, conejos, gacelas y un león rampante.
Los motivos, siempre en azul oscuro sobre fondo blanco estannífero, reflejan una tradición mudéjar. Estas piezas fueron fabricadas a lo largo del siglo XVI y posiblemente a inicios del XVII en Talavera y Puente del Arzobispo.



Serie Tricolor.
La Serie Tricolor es una de las manifestaciones más emblemáticas de la loza talaverana. Considerada la más lujosa, fue ampliamente utilizada en casas nobles desde la segunda mitad del siglo XVI hasta finales del XVII. Su presencia es frecuente en la pintura de bodegones barrocos españoles, donde aparece como parte del ajuar doméstico.
Los colores característicos de esta serie —naranja, azul y morado— tienen su origen en la cerámica de Faenza y Urbino, en Italia. Adoptados en Talavera, se combinaron armoniosamente para crear composiciones figurativas llenas de profundidad y dinamismo. Estos tonos derivan de la pintura con óxidos minerales: el ocre produce el naranja, el cobalto el azul y el manganeso un morado oscuro casi negro.
En la decoración de la Serie Tricolor, el azul se emplea para los rellenos, el manganeso para los contornos y el naranja para rayados o cuadriculados interiores. Esta combinación cromática se mantiene constante en todas las piezas, constituyendo su rasgo distintivo.







Tricolor con decoración de palmetas.
La decoración presenta motivos variados con palmetas alternas en tonos azul y naranja. En el borde, una cenefa castellana en el labio sostiene palmetas alternas en azul, ocre y manganeso. En el centro, un círculo dividido en cuatro cuarteles da origen a cuatro palmetas en azul y negro, conformando la denominada Cruz de la Encomienda. Entre los brazos de la cruz, se despliegan zarcillos vegetales en naranja y manganeso.




Serie de los Helechos.
La Serie de los Helechos es una colección de cerámica antigua de Talavera con una notable influencia oriental, razón por la que también se la conoce como “serie chinesca”. Su nombre proviene de los motivos decorativos predominantes en los platos, inspirados en formas vegetales que recuerdan a los helechos.
Esta serie surge a finales del siglo XVI y se mantiene en producción hasta finales del XVII. Su diseño toma referencia de las porcelanas chinas y sus imitaciones holandesas. De hecho, algunos investigadores sostienen que esta serie podría corresponder a la denominada en documentos del siglo XVII como loza de “pintura de China”.



Serie Helechos y Golondrinas.
La antigua serie de cerámica Talavera, conocida como Serie Helechos y Golondrinas o serie chinesca, se distinguió por su prolongada vigencia desde finales del siglo XVI hasta finales del XVII. Su nombre proviene de los motivos decorativos predominantes en sus piezas, especialmente en los platos, donde destacan los helechos.
De marcada influencia oriental, su diseño se inspira en la porcelana china y sus adaptaciones holandesas. Algunos estudiosos consideran que esta serie corresponde a la denominada loza de pintura de China, mencionada en documentos del siglo XVII.







Serie Vermiculada.
Representa una fina línea blanca ondulada sobre un fondo oscuro en manganeso. El término «vermiculado» proviene del latín vermiculus, que significa «gusano pequeño». El diseño se compone de trazos ondulantes, curvos y entrelazados que parecen pequeños gusanos o filigranas, creando patrones intrincados y delicados. Serie de la línea vermiculada (fin del siglo XVII y principios del XVIII).




Serie Encaje de Bolillos.
La línea de encaje de bolillos en la cerámica de Talavera de la Reina es un estilo decorativo muy característico que se desarrolló en los siglos XVII y XVIII, alcanzando su máximo esplendor.
Este tipo de decoración se llama así porque imita los delicados patrones del encaje de bolillos, una técnica textil artesanal muy popular en Europa, especialmente en España. El diseño se inspira en las formas geométricas y curvas entrelazadas del encaje, con líneas finas y detalladas que crean una sensación de ligereza y sofisticación.

Serie Azul.
Durante el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, la decoración en azul se difundió ampliamente, coexistiendo con las series polícromas y compartiendo con ellas formas y motivos ornamentales. Entre sus diseños destacan árboles con ramas suavemente escalonadas, paisajes con arquitecturas, escenas de cacería, luchas de animales y escudos heráldicos. En las primeras piezas, se aprecian árboles de troncos finos y follaje en espiral o de inspiración naturalista, motivo que con el tiempo se popularizó. Esta serie incluye numerosas piezas encargadas por conventos y monasterios, con escudos decorativos aplicados en platos, especieros, tinteros, jarros y botes de farmacia.


















